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Dido, fundadora y reina de Cartago.

Seguro que conocéis la todopoderosa antigua ciudad de Cartago, una gran potencia comercial en el Mediterráneo. ¿Pero sabíais que la fundadora de tal ciudad fue una mujer?

Todo lo que nos ha llegado sobre su vida ha sido a través de los relatos de escritores romanos como Virgilio o Pompeius Trogus, lo cual nos ha permitido hacernos un pequeño esbozo de cómo pudo ser la vida de esta valerosa mujer.

Para situaros, Tiro fue una ciudad-estado fenicia muy importante (situada en la costa actual de Líbano) gobernada por el rey Muto. Cuando éste murió, sus dos hijos Pigmalion y Elisa se disputaron la sucesión al trono. Pigmalion era menor de edad cuando Muto murió y no podía sucederle en el trono, así que Elisa, tratando de no ser apartada del poder, se casó con su tío Acerbas, sacerdote de Melkart, que acumulaba un gran poder político y militar.

A Pigmalion no le debió de parecer nada bien este matrimonio porque asesinó brutalmente a Acerbas con la intención de allanarse el camino al trono. Ante este horrible crimen, Elisa se vio obligada a huir de la ciudad, llevándose consigo la fortuna de su esposo, que dicho sea de paso, también era codiciada por su hermano.

Consiguió un barco tripulado por sus partidarios más fieles y abandonó Tiro, su ciudad natal, poniendo rumbo a Occidente a través del Mediterráneo. Pudo haber desembarcado en alguna de las colonias fenicias del Mediterráneo; sin embargo, Elisa tenía en mente ir más allá.

Su primera escala en este viaje fue la isla de Chipre, donde, con el beneplácito de los sacerdotes del templo de Astarté,  aumentó su tripulación con 80 mujeres para casarlas con sus seguidores.

Desde Chipre llegaron hasta una bahía coronada por una colina en las costas de la actual Túnez. El enclave estaba habitado por los gétulos, una tribu gobernada por el rey Iarbas que no estaba por la labor de dejar que los colonos fenicios se asentaran en sus tierras.

Ante esta negativa, Dido le propuso un trato a Iarbas: «Véndeme una porción de tierra que embarque la piel extendida de un buey, así mi tripulación y sus mujeres podrán descansar antes de zarpar.»

Iarbas no pudo negarse ante lo que, bajo su punto de vista, era un trato más que ventajoso y accedió. Lo que no vio venir fue la inteligencia de Elisa y su plan. Ésta cogió la piel del buey y la cortó en finas tiras, empalmándolas unas con otras, formó un largo cordón con el que dibujó el perímetro de lo que sería la futura colonia fenicia: Cartago.

Elisa fue coronada como reina de su nuevo reino y bautizada por sus nuevos súbditos como Dido.

Curiosidades:

¿Sabéis por qué le he puesto una túnica de color púrpura a Dido? Resulta que el valor principal de la riqueza de los fenicios es precisamente el tinte morado que utilizaban en sus telas. Era un color muy apreciado por el resto de pueblos con los que comerciaban y se debe a un molusco que crecía en las costas de las ciudades-estado fenicias. Este color se convirtió en el símbolo de los reyes y emperadores de la época.

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